Sus rasgos más característicos son:

Su pie es muy representativo. El pie del rebozuelo no tiene anillo y es pequeño y macizo. No mide muchos centímetros y el grosor es menor en la base que en el resto. Va creciendo en diámetro hasta llegar a las láminas.

Sombrero: Presenta los bordes levantados como un embudo en estado adulto, aunque al inicio es bastante plano. Llega a superar los 12 centímetros en ejemplares adultos grandes. Presenta su margen lobulado. La cutícula es separable, seca y de un intenso color amarillo. El color del sombrero presenta una gran variedad de tonalidades. Esto depende mucho del tipo de tierra donde crece. Así varía desde tonos blanquecinos hasta más anaranjados, pasando por todas las tonalidades de amarillos.

Presenta pliegues en lugar de láminas. Estos continúan decurrentes hasta unirse al pie. Son gruesos y mantienen el mismo color del sombrero

Su carne es espesa y bastante consistente. De color blanquecino presenta tonalidades amarillas en los bordes.

Si hablamos de la cantarela, estamos nombrando a una especie que prefiere sustratos silíceos, mayoritariamente acido y con un PH nunca mayor a 5,5. Podrás encontrarlo en suelos de estos tipos: areniscas, granitos, pizarras, cuarcitas…

Se trata de un hongo micorrizógeno, así que se asocia a determinadas especies vegetales. En cuanto a la vegetación, es mejor buscarlo escondido en la hojarasca. Cercano a caducifolios, hayedos, castañares, robledales, encinas y rebollos. También cercano a jaras y helechos y en menor medida en coníferas aunque depende mucho de la zona.

La temporada del rebozuelo en la mayoría de localizaciones empieza a finales de primavera e inicios de verano. Depende mucho de las lluvias en estos meses. Su producción se prolonga durante todo el otoño, sobre todo después de las lluvias.

La mejor manera de recolectar los rebozuelos, es arrancándolos con un ligero movimiento. El tallo se hace estrecho en su base, por ello está es la mejor manera de poder recolectarlos.

La técnica correcta si optamos por arrancar la seta, sería realizar un giro. Para ello, sujetaremos el tallo o pide de la seta y lo giraremos sobre su eje 360º. De esta manera, ella misma se desprenderá del suelo, dañando lo mínimo posible el micelio.

El rebozuelo es una seta que admite múltiples conservaciones. Limpia de suciedad, tierra y restos vegetales, la podemos guardar en la nevera bastantes días sin que pierda mucha consistencia. Para ello la secaremos y la guardaremos dentro de un recipiente cerrado, tipo tupper.

También podemos deshidratarla, aunque quizás sea el método que peor conserva la consistencia, textura y sabor de esta especie comestible.